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Promesas de Dios para el matrimonio

El matrimonio
El matrimonio es una relación que debe ser única y brillante sobre todo porque requiere dedicación y constancia. En la escritura encontramos promesas de Dios para el matrimonio que nos permiten creer en esta unión al momento de venir dificultades y diferencias entre las partes.

Promesas de dios para el matrimonio

Felicidad

“El que encuentra esposa encuentra el bien, Y alcanza el favor de Jehová”. Proverbios 18:22

La elección de nuestra ayuda idónea no siempre resulta fácil, no siempre sabemos elegir conforme a la voluntad de Dios. Muchos sólo nos basamos en lo que queremos y no en lo que realmente necesitamos. Al hacer referencia de que al “encontrar esposa, encuentra el bien” es porque lo que verdaderamente proviene y es destinado por Dios te produce paz, regocijo y confort.

El que encuentra esposa alcanza el favor de Dios, no solo en una área de su vida, sino en todas. Puesto a que más que una cómplice has encontrado un complemento de por vida. Recordando así que la base para todo buen matrimonio es el apoyo que se puedan dar el uno al otro y la confianza que se puedan tener.

Dirección

“No formen yunta o unión con los que no creen. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede existir entre lo bueno con lo malo? ¿Qué armonía tiene Cristo Jesús con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con alguien que no cree?” 2 Corintios 6:14-15

Ejemplificando un poco el texto, la carga que mantiene unidos a los toros con el objetivo de que puedan surcar de manera similar se conoce como yunta. En este caso, refiriéndonos al matrimonio, este, debe mantenerse, pensar y permanecer en asociación profunda, con un mismo pensar y sentir.

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Es ilógico o contradictorio que un incrédulo establezca algún tipo de unión con una persona creyente. La idea principal es que ambos guarden y mantengan la misma fé, por eso deberíamos estar unidos en Cristo, tanto amar como obedecer a Jesús ambos, para vivir en acuerdo y para que Cristo sea celebrado en todo lo que hacemos.

Amor

“Esposos, deben amar a sus esposas, de la misma forma como Cristo amó a la iglesia y un día se entregó por ella para hacerla santa.” Efesios 5:25-26

El gran afecto de Dios por su grey debe ser nuestro modelo a la hora de enlazarnos con nuestro amado o amada. Como ejemplo, Jesús estaba dispuesto de ir a la cruz por cada uno de nosotros y lo hizo por adoración, por amor y por obediencia a su padre.

En general, las personas casi siempre buscan su propio beneficio, pero en el matrimonio, no es lo que Dios ha destinado. Sin embargo, el que sigue a Cristo debe estar lleno del afecto de Dios, no buscando su propio bien, sino el de su pareja, lo que la acerca a Dios y de una u otra forma le bendice.

Orden

“Porque el esposo es cabeza de la esposa, de la misma forma como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y de esta forma es su Salvador.” Efesios 5:23

En la vida todo resulta más fácil cuando dejamos que sea Dios quien nos dirija, en la toma de decisiones y en la forma de conducirnos. El matrimonio siempre será algo prioritario en la vida de dos personas que desean luchar juntas por un futuro.

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En la toma de decisiones nadie debe pasar por alto la opinión del otro ni recriminarle solo por qué no se encuentra de acuerdo, con respeto, confianza y determinación un matrimonio puede crecer sólidamente.

Dios promete una relación optimista y remuneradora

Desde tiempos antiguos Dios había organizado el matrimonio como una asociación distinguida, alegre y remuneradora. Desde siempre, hizo al hombre a su imagen y conforme a su única semejanza: es decir, apto para apreciar, para impartir y hacer cualquier cosa. Además de ponerlo en una encantadora guardería donde cada una de las necesidades de un corazón podría satisfacerse.

Además, Jehová Dios estableció: No es útil que el hombre se separe de todos los demás; lo haré ayudarlo. Por esta razón Dios le dio asistencia perfecta, un amigo, tu hombre individual, alguien con quien compartir tus reflexiones más profundas y que te amará sin falta. En el momento en que Dios le dio a la dama a Adán, su dicha se terminó y ella proclamó: “Esto es actualmente hueso de mis huesos y tejido de mi cuerpo”. Génesis 2:23.

Más adelante, en esta declaración equivalente, leemos: “En este sentido, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su media naranja, y serán un pañuelo”. Génesis 2:24. Jesús mismo reafirma esta estrofa en Mateo 19: 5, y además incluyó:

“Entonces no hay más dos, sino un solo tejido; por lo tanto, lo que Dios decidió unir, no lo separe el hombre”. El mensajero Pablo también hace referencia a una sección similar, aclarando que participar en el matrimonio es una imagen del “rompecabezas extraordinario”, Cristo y la congregación. (Efesios 5:32)

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Una relación de lealtad y confianza compartida

La Biblia dice que el matrimonio es respetable en general. Él necesita que sea una relación notable con respecto a los dos compañeros. Hay un lugar equivocado para el maltrato y el alojamiento en el corazón y el plan de Dios, ni debe ser con respecto al hombre o la mujer, prestando poca atención a la cultura y nuestro pasado.

En Proverbios 18:22 leemos: “El que encuentra un cónyuge descubre que es grandioso”. Dios favoreció las conexiones conyugales desde el primer punto de partida, y su objetivo era consistentemente tener dedicación y confianza compartida.

Como cómplices de la vida, la pareja puede cooperar como grupo y descubrir cómo apreciarse mutuamente cada vez más, para unirse en todo lo que es genial. En caso de que experimentemos esto, en ese momento podemos decir que tenemos un matrimonio feliz y, al mismo tiempo, darnos cuenta de que, en general, ¡puede ser mejor!

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