Rezar rosario miércoles
Misterios Gloriosos. Primer Misterio Glorioso: La Resurrección del Hijo de Dios
Meditación: «El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha Resucitado”» (Lc 24, 1-6).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena, eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia: En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.
Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Segundo Misterio Glorioso: La Ascensión del Señor al Cielo
Meditación: «El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al Cielo y se sentó a la derecha de Dios» (Mc 16, 19).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia: En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.
Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo
Meditación: «Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2, 1-4).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia: En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.
Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Cuarto Misterio Glorioso: La Asunción de María al Cielo
Meditación: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Señor ha hecho obras grandes en mí» (Lc 1, 48-49).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia: En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.
Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Quinto Misterio Glorioso: La Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado
Meditación: «Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre Su cabeza» (Ap 12, 1).
Toma un minuto para reflexionar el texto bíblico. Relaciónalo con lo que estás viviendo y dialoga sobre ello con Jesús y con María.
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia: En la vida y en la muerte, ampáranos, gran Señora.
Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Oraciones finales
Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia…
Santa María…
Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia…
Santa María…
Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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